Cansada del mundo y su ruido. Agotada de sus esquemas. Todo eso, que ya no me pertenece. Lejos de ti, lejos de mí. Volver al hogar, no es más que volver en sí. Volver a lo que fui, a lo que construyo y a lo que me fortalece. Dejar ese dolor de no escuchar mi propia voz. De callarla con actividades, trabajo, eco de charlas sin sentido. De querer cambiar lo vivido; ¡Y Teniéndolo todo! Sin querer más, que simplemente, lo que soy!
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Como viento… que en ocasiones calla, y en otras grita… Al dique vine a llorar mis penas para que el agua se las llevara… El sol acarició dulcemente mis mejillas Para que mi mente herida callara… Consuelo en la naturaleza primorosa e inentendible. Nuevas brisas me acompañan, en este remanso de amor que aún te extraña… Despojos de nada Ya echados a nadar. Complicidad, brillo en el agua que juega mientras auspicia y reclama un nuevo comenzar…
El día después (Relato creado en 3ra persona. Basado en la noticia Jared Leto . “Impactado, se entera del coronavirus tras estar de retiro en el desierto”). El día después, él había bajado del avión y se encontraba algo aturdido, después de haber querido huir de la civilización de una manera rotunda y drástica, sentía una brisa que lo golpeaba en su rostro, absorto y estupefacto, que reflejaba imágenes ajenas a él, pertenecientes a una civilización sumergida en la enfermedad, decadencia y el caos. Después de toda la agonía que había pasado, en la búsqueda de resolver sus paradigmas y conflictos internos y las cuales a su pesar para la gran mayoría de estas, aun no tenía una respuesta clara; debería descartar por completo el poder reconfortarse con un café doble expresso del lujoso bar de la esquina, mientras tanto, caminaba y la palabra coronavirus resonaba como un eco por donde quiera que mirara… El suponía que después de 20 días de ayuno y agonías experimentadas en su
Pj Casablanca
Poema XIX: Pasaje Casablanca-Zona sur. Acunas y abanderas mi infancia Cortada de película noventera, Protagonizada con calles libres, coloreadas de juego e ilusión. En aquellas que habitaba mi amado paraíso. Despojado y erradicado por pléyades de fresnos y plátanos; Perfume envidiado por crespones, ligustros y palmeras. notas celestiales, perdidas en los vientos del tiempo. Lugar de mis raíces. Memorias de casas variadas y estilos que enloquecen. Pintas tus fachadas con Chalets de ensueño. Parques, templos, quioscos, y barrios bancarios, Que se extiende con mirada más hacia el sur, mientras pasean tus pies descalzos ante la mas mínima vicisitud, por las orillas del Río. Revivo en tus paisajes, Y en tus zonas comerciales cuando me invitan; aromas de pizzerías, pan, y bares recónditos. En tus calles llevas como mochila, mis sueños y mis pensamientos, más locos. Te aprecio tanto¡ Tanto!; por que el recuerdo es todo mío,