La búsqueda (relato de ciencia ficción)
Disfrutamos plenamente del aroma a rosas y gardenias y todo circulaba en una agradable mañana, relajados, prófugos del stress, desplegados bajos los rayos de sol que tímidamente acariciaban nuestras mejillas. El paisaje era casi irreal, demasiado perfect… no pude terminar la frase, y desperté.
No sabía si todo había sido un sueño, uno muy vivido por cierto. Hasta pude sentir por mis fosas nasales los aromas que acompañaban el momento. Creí que realmente estábamos de vacaciones en la estancia de la Pampa. Los dueños eran los primos de Dave, que para mi eran algo estrafalarios e iracundos, seres poco sociables y los cuales solo cruzábamos en reuniones familiares, como la Navidad. Ellos siempre nos ofrecían su estancia para que nosotros pudiéramos ir a visitar.
La verdad era que no tenía noción del tiempo; pero si me daba cuenta que aun yacía en la verde pradera. ¿Y David? ¿Dónde se había ido? Pero si hace unos minutos dormíamos en el pasto…¿Cuántos minutos habían pasado? En verdad no lo sabia con claridad. ¿Qué pasó? Las preguntas me inundaban desbarrancando mi tranquilidad. Pensé en llamar a mis padres y a la madre de David, alguno de ellos debería saber algo de él y ambas familias contaban con buenos recursos que me ayudarían a ubicarlo con facilidad.
El lugar apenas lo conocía. David en cambio ya había venido varias veces de niño a esta inmensa pradera.
Volví a despertar…
Seguía confundida y algo mareada, no comprendía por qué David no estaba a mi lado o si acaso volvería. ¿Por qué me había dejado sola, durmiendo sobre el césped?
Enseguida decidí movilizarme, y caminar para ver si por esas casualidades lo encontraba en el camino. Él no estaba muy bien de salud y era raro que se alejara de mi, porque siempre lo asistía si él necesitaba algo. Hace un par de meses los médicos le habían diagnosticado cáncer y le aseguraron que no le quedaba mucho tiempo más. Igual lo amaba y quería acompañarlo en este momento tan difícil, le juraba y perjuraba que nunca lo abandonaría.
Dejé de buscarlo, ya cansada de andar, y además no venía nadie a lo lejos. Quise llamar a mi papá y me parecía muy particular que él no atendiera. El no dejaba su celular ni para ir al baño, era su esclavo las 24 hs del día, y sus negocios internacionales le exigían dedicación full time. No había cumpleaños ni aniversarios válidos para que el suspendieran sus transacciones. Mi madre para compensar su ausencia, recibía consuelo con una tarjeta Gold que mi padre le entregaba como dueño que le da un juguete a un perro para que ella se divirtiera en el shopping. Entonces mi mamá vivía de compras y sabía muy bien que seria inútil tratar de comunicarme con ella mientras estaba entretenida en nuevas tendencias y vidrieras.
Deje de pensar y comencé la búsqueda de algo, alguien o un lugar con más señal de wi-fi.
No había rastros de mi prometido, me sentía extraña sin él, como los días que no usaba mi collar hecho por pedido de mi padre con piedras de rosa de Francia, para excusarse por su ausencia en mis 15.
Con David llevábamos bastante de novios. Es mas, lo conocí después de mis 15, a través de una amiga y a veces me preocupaba si la monotonía de una relación formal desde tan joven edad nos llevaría a aburrirnos uno del otro en algún momento. Pero de verdad que nos divertíamos _¡Claro que sí! Reforzaba en mi cabeza. Pasábamos todo el día juntos. Éramos muy compatibles, además estaba estrictamente chequeado por el horóscopo.
¡Mi cabeza estaba a punto de estallar!
Caminaba y caminaba y parecía que no avanzaba nada. ¡Rayos!-Exclamé con un alarido. Me estaba enloqueciendo bajo el sol que había transformado sus caricias en fuertes azotes. Mi atuendo con mi camisa de algodón y jeans no ayudaba. ¿¡A quién se le ocurriría esto!? Solo a mi, corroboraba con decepción.
Nube tras nube y árbol tras árbol camine y camine. Exhausta, desanimada y furiosa porque nadie atendía mis llamadas; me rendí al agotamiento y caí sobre el césped nuevamente. Estaba por revisar mi celular una vez más, ansiosa en la espera de alguna novedad y en el momento que voy a sacarlo de mi bolsillo, noto que algo pegado a este cayó a un costado. Lo levanté y era un papel pequeño, que parecía una carta o tarjeta y esta decía:
Querida Diana:
ha llegado el momento en que debo confesarte todo.
Este último tiempo no estuve realmente enfermo, fingí esta enfermedad terminal pensando que eso te haría alejarte de mi lado. Sé que me amas. Yo al principio también te amé; pero tu obsesión conmigo ha llegado al límite. Me has privado de amistades, mis hobbies y actividades, encerrándome solo en casa y a tu disposición para eventos sociales. Me cansé y es por eso que hoy, decido terminar con todo esto.
Mi Madre, que ya conoces, de estos 10 años que llevamos de relación, trabaja en ciencia y tecnología. Estás al tanto de eso; pero lo que nunca te he dicho es en que área trabaja ella y sus investigaciones ayudaron al fin a liberarme.
Ella diseñó un campo electromagnético que te mantendrá aislada como yo lo estuve todos estos años.
No tendrás contacto con el exterior, no podrás salir, escapar, ni comunicarte. Tus padres creen que has fallecido en un trágico accidente automovilístico mientras veníamos viajando. Este campo magnético ultra moderno es letal. Funciona con sensores que solo se desactivarán cuando se extinga mi último latido. Tendrás sustento a diario, y aunque en ocasiones puedas sentirte asfixiada o acorralada ya no debes preocuparte mas, cuando yo ya no esté, todo habrá terminado.
Por toda una vida juntos como tu querías,
tuyo,
David.
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