Crónica
6 am de la mañana. Encendiéndose lentamente estaba el sol que comenzaba a despegarse fiacoso de su cama.
A esa misma hora, él ya rezaba por las almas con las que se cruzaría en su camino ese mismo día.
Se preparaban globos y manos en alza.
El olor a incienso saltaba de júbilo, motivado por la idea de visitar las calles y perfumar a la multitud fervorosa.
10 am de la mañana, alegres lucían las aves que cantarían en coro con la gente para la celebración del 13 de mayo.
La bala llegó más tarde, de manera abrupta e inesperada. Había comprado un pasaje para atravesar los intestinos del pontífice.
Silencio pero no de misa, seguido por la conmoción y el caos.
Pronta recuperación se daría con el pasar de los días, para un final distinto al que buscaba el asesino camuflado.
Comentarios
Publicar un comentario