A 6 cuadras


Parecería una tarea simple, algo que resultaría fácil, solo tenia que caminar unas pocas cuadras hasta la tienda de pesca de Joe.

Había ciertamente una niebla extraña con la que había amanecido el paisaje que trasmitía la percepción desde mi ventana y que hace muchos años no se veía en el pueblo. A pesar de eso, todo pintaba a ser un día bastante común y tranquilo, no tan aburrido como un domingo pero no quitaba que con todo este tema del virus la gente se recluyera en sus casas en busca de una protección de la amenaza global. Todo esto hacía que cada día fuera parecido al siguiente y así sucesivamente como si se calcaran unos a otros.

Recibí sorpresivamente a primera hora de la mañana, un paquete de procedencia extranjera con una estampilla que dibujaba un gran dragón dorado en el frente. 

 

Yo no tenía parientes en el extranjero y más aún, casi ya ni parientes tenía. solo  quedaba una tía que vivía a un par de manzanas y mi hermano Raúl que se había ido hace varios años a BS AS. en busca de un futuro mejor.

Ahora mis ojos no parpadeaban frente a este extraño paquete. Recordaba nunca antes haber recibido algún regalo como este. Únicamente a los 6 años, mi padre hizo llegar una carta con un saludo a mi madre para unos de mis cumpleaños mientras  combatía al frente de una guerra civil.

No esperé más y fui a la cocina a buscar un cuchillo para abrir la encomienda que parecía procedente de China a alguna empresa comercial.

Abrí el paquete con gran ansiedad, mis manos sudaban contrastando con el paquete que parecía llamativamente frío. Al indagar en su interior observo que esta caja contenía a su vez  otra caja dentro. ¡Qué demonios!_ exclamé, esto debe ser alguna broma _ No termino de decir eso y de pronto siento un movimiento rápido que proviene de su interior. ¡La caja que contenía se estaba moviendo! y traía consigo una nota:” Entregar este paquete  a Joe Beckham”.

Joe era mi vecino y dueño de una tienda de pesca que estaba a seis cuadras de mi casa. ¿ Pero para qué, alguien me mandaría un paquete para él?. Encima se movía, ¿Qué rayos!_ pensaba en voz alta

¿Sería acaso una mascota?, Joe siempre había sido un hombre muy solitario y de hecho no hablaba casi con la gente del pueblo a menos que fuera algún cliente que quisiera algo de su tienda.

En fin al ver desilusionado que el paquete ni siquiera era mío, decidí cuanto antes ir a ver si estaba abierta la tienda y dejar el paquete cuanto antes, ya que por algún motivo que no conocía me ponía bastante incómodo la presencia de esa caja extraña en mi casa y que parecía tener movimiento propio. 

La teoría de la mascota ya la había descartado por que la caja no tenía ningún orificio donde se pudiera oxigenar de tener algo viviente ahí, ni tampoco emitía ningún tipo de sonidos como ladridos o maullidos.

Fui en busca de mi chaqueta, la que compre para mi hermano y nunca pude dársela entre sus viajes de trabajo y la pandemia, y como me había gustado tanto, pensé, solo lo pense lo juro, que luego encontraría otro regalo mejor y mientras tanto la había considerado como auto obsequio por ser el hermano más amable y menos criticón de la familia o eso creía yo. 

Además, la chaqueta era muy necesaria ya que el frío y la niebla poco a poco se incrementaba inexplicablemente.

Abrí entonces la puerta, y emprendí lo que yo esperaba sea una corta caminata.

El aire estaba denso y no había nadie en la calle seguramente por el mal clima. 

Llevaba el paquete bajo mi brazo derecho y para mi suerte había dejado de moverse porque la verdad que eso me estaba incomodando. Por ahí seria una pelota, no lo se, tan solo consideraba opciones. 

La verdad es que no se me ocurría en absoluto, cuál sería el contenido de la encomienda para Joe, un hombre solitario y para mi totalmente desconocido. 

Si bien Joe había ido a la misma escuela que yo, me llevaba 5 años de diferencia y sus padres habían venido de Atlanta, Georgia en busca de una vida más tranquila en el pueblo. Pero a diferencia de sus padres a Joe no le fue tan fácil integrarse a sus compañeros y muchos los discriminaban por su acento, su origen o simplemente para molestarlo porque siempre había sido un niño muy callado e introvertido y se veía diferente a los demás.

Caminé un par de cuadras y para mi sorpresa y desagrado, me encontré con Gladys, mi vecina, la más chismosa y conocida en el barrio.

Apenas me vio, no esperó ni a saludarme y me pregunto irrespetuosamente que llevaba en esa caja. Mi frente sudaba un poco, quizás por la humedad y la condensación de la niebla y mientras tanto amablemente trate de responder algo breve y sin importancia aunque la verdad ni siquiera le  quería responder. Respire y al final termine diciendo cualquier cosa:

-Mi tía necesita unos víveres urgentes y corro a dárselos. Voy con prisa _ Asegure.

A lo que ágilmente ella me respondió:

 Ayer la vi a tu tía en el super, haciendo las compras mensuales, que extraño que ahora le falte mercadería.

_ Si, lo que pasa es que siempre se le olvida algo, justifique. La memoria ya no es la misma de antes y sin espacio a continuar con el ridículo de su interrogatorio. Arrebate un saludo, cual ama de casa arrebata un pastel en el horno y apresure la marcha hacia mi destino.

En la prisa y  ya sucumbido un poco en la desesperación que proporcionaba el mal clima no dejándome ver con claridad los próximos metros, o si venía alguna bici de frente o peatón; me chocó desafortunadamente con otro vecino del barrio, en esta ocasión era Luis el ferretero y que encima cargaba una caja bastante similar a la mía incluso con la niebla podría decirse que iguales.

Me sacudí la chaqueta y agarre de prisa mi caja, no tenía tiempo para conversaciones o explicaciones de ningún tipo. Algo me decía internamente que entregara el paquete de inmediato. Entonces sin más, salude y seguí. 

Noté rápidamente que la caja ya no se movía y que tambien tenía diferente peso. Por más que había cambiado de brazo en que la transportaba para no cansarme, algo se sentía diferente. 

Me detengo ante la duda y noto perplejo que ese no era mi paquete. 

Rayos! y más Rayos! esto parecia una maldición, se me estaba convirtiendo en el viaje más largo del mundo  y eran solo unas pocas cuadras, seis para ser exactos.

Me apresure y corrí de vuelta, e  hice  de nuevo dos cuadras para atrás, por que el ferretero había caminado bastante rápido para su edad.

Exclamó sin vergüenza, su nombre a gritos y  él se dio vuelta sobresaltado.

_ Me asustaste chaval, qué te ocurre. Me pregunto.

_Es mi paquete, le explique, nos chocamos y nos confundimos, estoy con mucha prisa debo entregarlo urgente.

_ ¿Desde cuándo haces cadeteria Bernardo? pregunto sonriente mi vecino. Y agregó: ¿Cómo estás tan seguro que este es tu paquete?

_Aaw! vocifere. En alguna de las caras de la caja tiene un logo pequeño con un dragón dorado.

Luis, el  ferretero, revisó prolija y cuidadosamente la caja. Con demasiada tranquilidad, para mi gusto, y al fin de unos minutos, pudo certificar que había tomado la caja equivocada.

Cansado ya de tantos traspiés, agradecí y me fui corriendo hasta la tienda de Joe. 

Mi estado físico, me recordaba que hace más de  años que no corría ni hacia ninguna actividad pero mi mente acorralada por la incertidumbre me pedía que continuara, con la esperanza de que el oxígeno entraría más tarde a mis venas.

Llegué finalmente a mi destino y me encuentro con un cartel pequeño que decía: 

“Vuelvo enseguida.”

¡Esto era el colmo! Justo hoy tenía que ser, siempre que pasaba caminando la tienda estaba abierta y hoy que se presentaba algo importante encontraba un cartel.

No tenía muchas opciones, ni ninguna otra cosa que hacer así que me planté como roble a esperar al dueño de la tienda y del paquete.

De la nada, apareció a los quince minutos, un cuerpo robusto de un sujeto alto y pelirrojo. Mi cara se alegró al ver que por fin encontraba a Joe.

Él me devolvió la mirada con cara intrigada, ya que yo nunca iba a su tienda ni de pesca tampoco.

_ Hola Joe, traigo un paquete para ti. Pronuncie.

_¿ Un paquete? para mi?. Bueno adelante, pasa.

Mis manos le arrimaron temblorosas por el frío y los nervios, la misteriosa caja.

 Sin más, le cuento el motivo de mi visita: esto llego a mi casa para ti, perdona si soy imprudente pero realmente quisiera ver qué es, si tu lo permites.

_¡Claro!¿Claro, por supuesto! exclamó Joe en voz alta: ¿será algún pedido online?. ¿Habré puesto mal la dirección?¿Qué raro no?

Joe me contó, mientras la descubría, que en sus ratos libres le gustaba armar cosas y a veces buscaba partes especificas online. Igualmente no me interesaban tanto sus anécdotas, como ver cual era el contenido de la caja.

Abrió el paquete sin más y apareció ante nuestros ojos un pequeño robot con mucho cableado que parecía roto o despegado y tenía una notita que decía: arréglame por favor.

Esto era totalmente absurdo, nunca antes había visto un robot, me parecían cosas totalmente futuristas y de películas de acción. Igual deduzco que por su tamaño sería un robot para limpiar cubiertos o alguna tarea de divertimento y largue una carcajada sarcástica mientras Joe estaba muy compenetrado en la nota y su tarea de reparación.

Estuvo algo más de media hora conectando los circuitos e hizo que se encendiera una luz verde. Apenas esta apareció, ninguno de los dos dudó en apretar para ver que este hacia. Emergió de la nada un pitido como alienígena proveniente de la máquina y una voz que decía este robot es para Bernardo.

Ambos nos quedamos con el ceño fruncido y la mirada errática. La verdad es que entendía cada vez menos, que era lo que sucedía.

-¿ Me estás haciendo una broma? exclamó rápidamente y con tono severo el dueño de la tienda

_No para nada, respondí puedo asegurarte que esto venía dentro de otra caja con tu dirección.

_Si hubieras querido que te lo reparara solo tendrías que pedirlo y ya! exclamó y se retiró a su silla de madera en la que se recostaba mientras no tenía clientes en el negocio. Bueno Vete! ya que no vas a comprar nada y vienes solo a divertirte conmigo _ agregó. Yo no estoy de humor en estos días y menos para gente insolente como tu y los demás cretinos de este pueblo que se creen con derecho a tratar mal a alguien, solo por que no es originario de acá. ¡Vete! ¿Fanfarrones!  Volvió a gritar y esta vez, con más odio. Aunque igual me daba la sensación que estaba viviendo una crisis y a punto del llanto.

Volví después de tremenda escena, con la cabeza a gachas, con un mini robot en brazos y con la esperanza esta vez de no chocarme con nadie más en el camino.

Una vez en casa, se sintió de nuevo un pitido proveniente de esta máquina robot, y comenzó de inmediato a hablar:

Soy un robot del futuro, con un algoritmo que predice sucesos y controla partes específicas del tiempo. Joe me creará en pocas semanas producto de la discriminación y el mal trato que ha sufrido toda su vida por la gente, con sus diferencias étnicas, sociales, económicas, entre las más importantes y por ello planea poner un explosivo lo suficientemente avanzado que exterminará a todo el pueblo. 

Elegí tu dirección porque sé que puedes ayudarme. De niño ayudabas a la gente y no llevabas puestas las lentes con las que surgen las diferencias  sociales. Esos patrones e ideas impuestas y recurrentes como disco duro que lastiman y separan a las personas.



Se que Tu puedes, cambiar el fin de esta historia... 








 

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